¿Quién no necesitó arroparse con la silueta de un ocaso?
¿Quién no pensó, alguna vez, que la línea del cielo era la forma exacta de su paraíso?
¿Quién no dejó de creer en los cuentos cuando comprobó que el final del día podía abrirnos la puerta de la imaginación?
2 comentarios:
Muy pocos, porque en toda vida hay un momento así.
a mi lo que me pasó es que empecé a creer más en los cuentos. Precisamente por ver no sólo con los ojos
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