11 de febrero de 2007

Mis pequeñas alegrías

Soy de las personas a las que le gusta buscar cada día esas pequeñas cosas que les hacen sentirse bien, tal vez por eso supero bien la tendencia de verlo todo de forma demasiado negativa.
No soy inconsciente de todos los problemas que me rodean, pero intento no empeorarlo todo bajo un punto de vista pesimista que me haga ver las cosas como no son en realidad.



Así que, vayan bien o mal las cosas, siempre intento encontrar esas pequeñas gotas de plenitud a mi alrededor, estando atenta y prestando atención.
Ya he dicho, en alguna otra ocasión, que me gusta mirar el mundo de otra forma, con detalle y sensibilidad; intento fijarme en cosas que a muchos les pasan desapercibidas; o si las ven, apenas les parecen importantes.
Sin embargo a mi me importa casi todo.
Me gusta la variedad de sensaciones que me ofrece el día, las personas, los sonidos, los aromas; la naturaleza en sí misma y todo lo que conlleva.
En verdad, me gusta todo lo que me hace sentir.
Algunas veces no son cosas agradables y lo lamento; porque quiero sentir esperanza, pero por otro lado hay circunstancias que cambian negativamente y no les veo una clara solución.


Aún así, mi mirada es lenta, no soy amiga de la prisa lo confieso; pero eso me da oportunidad de fijarme, aunque sea un segundo, en cosas que me dicen, en lo más profundo, que la vida siempre se encuentra entre ellas.
El simple aroma del café me evade hasta mis recuerdos de infancia, compartida con mi abuela, me trae aroma de hogar y felicidad; o el vuelo de un pequeño gorrión que observo tras una asustadiza tórtola me hace recordar que no por ser o parecer más insignificante se debe menospreciar la fuerza e inteligencia.

Mirar el cielo y ver las nubes impulsadas por el viento siempre me recuerdan que cuando las cosas no van como deben, también el tiempo acaba despejándolas; o también me gusta escuchar a los ancianos, eso me hace ser un poco más sabia, porque ellos siempre saben más que nosotros de la vida y la ternura...
Caminar despacio entre el ajetreo de la calle y distinguir el canto de algún pájaro escondido, o verlos picotear entre los restos que quedan sobre las aceras...
Ellos se acomodan a lo que la vida les ofrece, no precisan más; sin embargo nosotros nunca nos sentimos satisfechos del todo...
A veces me encanta descubrir pequeñas sorpresas escondidas entre la placidez de las cosas simples.
Estos ejemplos que expongo son sólo algunas de las cosas diarias que me hacen reflexionar y sentirme bien conmigo y mi entorno.
Todo esto, sin embargo, son regalos que no cuestan nada; la vida nos los ofrece gratis.
Yo, a cada paso que doy, los recibo con los brazos abiertos y agradezco ser capaz de valorarlos y convertirlos en mis pequeñas alegrías diarias, que se renuevan en cada cosa que poso mis sentidos.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

cierto que hay días que "nos toca", "nos gusta" ... complicarnos la vida, también forma parte, .. el dolor... lo negativo... de la evolución, del aprendizaje... pero desde luego para lo bello ... eres la mejor!! para expresarlo .. un beso!

(las fotos son tuyas?)

Isabel dijo...

Gracias ,Sofía,aún cuando no todo me vaya bien, a veces, tengo la costumbre de tener mis sentidos totalmente receptivos, eso siempre me resulta positivo...
En este post la foto del gatito sí es mía,la otra no.
Me encanta que me visites,amiga... :-)Besotes.

LlunA dijo...

me ha gustado leerte y sentirme identificada con tus palabras. Me encantan los detalles, me encanta ver más allá....pq hay tanta vida en la vida que es increible!
;)

Isabel dijo...

Me gusta saber que cada día somos más...Lluna ;-)
La vida(aún con sus problemas)siempre podemos escoger cómo disfrutarla...Besos.

thoti dijo...

.. creo que tienes mucha suerte de ve y de sentir así.. enhorabuena, de verdad!..

Isabel dijo...

Gracias,Poeta; a sentir así también se aprende,porque yo he tenido que hacerlo;todo es proponérselo...
Pero también digo que fueron otros los que me enseñaron a ver la vida con otros ojos,por suerte...Y no sabes cuánto me alegro...Besos.

Candelas Sanchez Hormigos dijo...

Me ha gustado y me he sentido tan unida a ti por tener una forma parecida de ver el día a día.

Me has gustado los gorriones, tan cotidianos, tan nuestros que ni nos percatamos de ellos.

Un beso

Isabel dijo...

Gracias,Candela,ambas vemos la vida sin demasiadas exigencias,eso hace posible que nos llene la exquisita sencillez de las cosas.
Besos,amiga,buena semana.:-)

Anónimo dijo...

La imagen de los gorriones ha arrancado del olvido, las tardes de mi infancia jugando en el parque acompañado por mi abuela. Ella me hablaba de los pájaros, de los espíritus alados que vuelan libres, de la ingravidez…
En fin muy bellos recuerdos.
Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Admiro esa forma de contemplar la vida que siempre ve el vaso medio lleno. La admiro y la envidio porque por más que lo intento no consigo hacerla mía. Debe ser un lujo disfrutar de esas pequeñas cosas cotidianas que nos cuentas. Yo soy de los que ven el vaso medio vacío. Empecé mi fotoblog como una distracción y lo he convertido en una obligación, en ocasiones agobiante. Subo fotos que retoco una y mil veces buscando una perfección que nunca logro. Demasiada autoexigencia que sólo genera más exigencia. Debe ser mi destino. Triste pero mío al fin y al cabo.

El detective amaestrado dijo...

Las pequeñas cosas, de las que hablaba el maestro Serrat...

Anónimo dijo...

En ocasiones me gustaría pensar como tú; mirar de soslayo y rendir tal culto a lo inanimado debe resultar bastante terapéutico. Pero en ultimas, cada quien construye su propia realidad y la decora con sus propios monstruos; es decir, si te emulara, terminaría devorado por las ardillas de mi bosque ;)

Y, si bien el buen Nicotine ama el brillo mañanero de sus misiles, no desdeña la oportunidad de leer un post que lo haga sonrreir, casi tanto como un pichel de buena cerveza alemana.

Como te he acotado siempre, manten al mínimo tu ingenuidad; tener siempre un dulce para el cancerbero no te garantiza nada, por el contrario, te expone más de la cuenta.

¡Saludos!, cuidate y no te duermas sobre el globo, mademoiselle Isabel.

poca luz dijo...

...esas pequeñas cosas son la sal de la vida!

Isabel dijo...

Itoitz: Alimentarnos a veces de las calorías que nos aportan los recuerdos tiene la ventaja de que solo engrandece nuestra expectante alma;algo bucólica en ocasiones...

Pere: estoy convencida de que si sigues siendo tan exigente contigo mismo nunca te parecerá nada tan bueno como para valorarlo como deberías.
Uno también debe reconocer que es un derecho no ser perfecto.Disfruta más de todo,de tí mismo y contigo mismo;un día te daras cuenta de que nada era tan importante...Un beso.

Sr.Detective: tienes mucha razón,porque esas pequeñas cosas también hacen que llore cuando nadie me ve...

Sr.Nicotine: respirar el aire fresco que habita en mi casa seguramente le será muy terapéutico en algunas ocasiones,tal vez por aquéllo de que la sonrisa es salud también.
Espero que el dulce que suelo ofrecer a todos los transeúntes que por aqui circulan deje un buen sabor en sus delicados gustos.
Intentaré dormir con placidez sobre el globo,siempre que mi conciencia me lo permita...
Cuídese de las astutas ardillas.Sr.Nicotine y respire aire puro de vez en cuando...;-)

Nada que demostrar: en otros tiempos la sal valía más que el oro,ahora estas pequeñas licencias que nos permitimos valen mucho más.Un beso.