1 de diciembre de 2007

Feria del libro antiguo

Antiguo y querido libro:

Después de tantas librerías, estanterías, ediciones, lecturas y manos voy a encontrarme contigo.

Me gusta sentir que sigues vivo y llamando la atención; pareces sumiso y, sin embargo, qué extraño y oculto poder conservas.

Rodeado de cierto desorden, vives expuesto a las indiscretas miradas que te desnudan, que te extraen esas viejas letras de dentro y te leen festivamente,como vestido de estreno todavía.
Vas a hablarme de los años, vidas y sentimientos de esos otros que te amaron, conservaron y olvidaron.
Vas a llenarme de emoción cuando vaya rozándote con mis ojos y, de repente, me llames para conocerte.

Desde ese momento, nos perteneceremos y, ni tú ni yo, vamos a permitir que nuestras distintas generaciones sirvan de excusa para no entendernos.
Porque el tiempo, al fin y al cabo, no existe para ti; solamente nosotros pasamos por tu existencia.

Tú, amigo libro, nunca dejarás de ser un antiguo mientras que yo, simplemente, me habré convertido en una vieja.

5 comentarios:

MªValle dijo...

Tengo que ir del tirón a Librería Renacimiento, allí tienen el libro que busco. Tengo montones de reseñas de haberlo leído pero no tengo ni idea de qué trata, lo he olvidado totalmente. Espero que no me decepcione ahora cuando hace ya taitantos años me gustó...
Por los libros antiguos levanto mi copa.
Un beso

Isabel dijo...

Y yo te acompaño,amiga, en el brindis...
Ya sabes que el que busca,encuentra,normalmente... :-)
Un besito.

El búho rojo dijo...

Un precioso post, Isabel, y una genial reflexión... El libro, siempre insustituible y fiel, no es viejo ni joven... es simplemente, libro por siempre, y por ello, su alma, para el que sepa encontrarla, es inmortal y estoy seguro que tú la has encontrado en más de una ocasión

Enhorabuena

Un beso

Isabel dijo...

Pablo,los libros,antiguos o nuevos,siempre tienen algo que decirnos todavía.Un besazo y gracias por tus palabras.;-)

ahhh dijo...

Nunca les estaremos lo suficientemente agradecidos a esos viejos (o antiguos o nuevos, da igual) amigos de papel.
Envidio todas las vidas que esconden en sus páginas, y como con cada nueva lectura de unos ojos que se posan sobre él, todo comienza de nuevo, siempre por primera vez.