13 de septiembre de 2008

Un día de furia

Imagino que todos nosotros somos, por lo general, lo que se dice, buenas personas; nunca rompemos un plato, no damos una voz más alta que otra, somos tolerantes, agradecidos y, hasta cierto punto, casi inmejorables.

Somos de esa clase de personas que aguantan casi todo- “¡total, una más!”- diríamos.
Sin embargo,¿ quién no es capaz de reconocer que, en algún momento, ha llegado al límite de su aguante?
Lo que conocemos como “al borde del ataque de nervios”.
Quizás algunos, incluso, hayan atravesado ese límite; porque llegando al punto del “no retorno” ya no existe el autocontrol.
Entonces nuestro punto de vista cambia radicalmente.

Pasamos de ser ángeles a convertirnos en unos demoníacos seres que sólo buscan el ansiado momento para explotar ante cualquier cosa o persona.
Justamente por eso, dejamos de pensar como seres humanos y nos empieza a correr la sangre de “salvaje dormido” que todos llevamos dentro; en ese instante no queremos contenerlo, no podemos más y se nos escapa.

Entonces, hacemos y decimos cosas que nunca hubiéramos imaginado; una rabia implacable nos sacude y empezamos a lanzar nuestros dardos envenenados contra todo blanco que se cruce y ponga a nuestro alcance.
Como un animal herido nos ponemos a la defensiva,justificándonos con miles de razones, siempre injustas a nuestro parecer.

Nada parece calmarnos, nos arde la cabeza, el corazón y la razón parece fulminarse en nuestro cerebro con tanto acaloramiento desbocado.

Después de la furia siempre nos queda el silencio, un silencio atroz y complejo; en el que empiezan a oírse palabras sin sentido, tras ese muro de aparente calma que sentimos, justo antes de que tomemos conciencia de la realidad y nos sintamos la persona más desgraciada del mundo.
O,quién sabe, la más tranquila…

No intento justificar la violencia en ningún sentido, pero hemos de preguntarnos si es justo que tengamos, a menudo, que soportar tanto que acabemos por convertirnos en tristes protagonistas de otro “día de furia”.

¿Qué está pasando para que esto suceda cada vez con mayor frecuencia?
Vivimos constantemente al límite de nuestras fuerzas y quiero recordarle,a quien corresponda,que simplemente somos seres humanos, que sienten y padecen.
Las máquinas aún,por suerte, no son mejores que el material humano.


13 comentarios:

Anónimo dijo...

igual ya conoces la cita de unamuno: "la cólera del manso es terrible"

Isabel dijo...

Pues,Santi,no la conocía,pero cuánta razón tiene.
Las aguas mansas nunca sabemos cuando pueden convertirse en una tempestad,¿verdad?Pero a mí me preocupa el origen de este mal.
Está claro que cada día aguantamos menos.Un placer leerte por aqui,como siempre.Gracias por ello.Saludos en calma. ;-)

Ligia dijo...

Yo también creo que cada día aguantamos menos y saltamos por boberías. Yo suelo ser tranquila por naturaleza, pero no dejo de reconocer que a veces me gustaría pegar dos gritos. En esos casos me conformo con escribir... o llorar. Abrazos

Isabel dijo...

Querida Ligia,nunca pensamos que algo así pueda sucedernos a nosotras,tan tranquilitas que somos.Pero llega un momento de rabia y quién sabe...
Es algo imprevisible y repentino y nadie puede decir "de este agua no beberé".
Aunque mejor será que nunca nos suceda,¿verdad?
Sí es verdad que nos rodea a veces un ambiente demasiado tenso y a punto para que se den este tipo de circunstancias.Te dejo un abrazo,amiga.

Inuit dijo...

La ira come ira, la rabia, rabia y la furia, furia. Hay que poner límites a los huracanes personales y también distancia a aquello que nos pude sacar el descontrol. Hay que proteger el espacio personal y tener muy claros los límites permitidos de transgresión de los de fuera.
Estos desbordamientos humanos son debidos a la poca creencia en uno mismo y en permitir que los otros se entrometan agresivamente o sutilmente en nuestro terreno.
Inuits

Isabel dijo...

Inuit,pues leyendo tu interesante punto de vista tengo que darte la razón,en muchos casos somos responsables por permitir a los demás cosas que nunca debimos tolerar,pero en otros ambientes,por ejemplo el laboral, a veces está casi por encima de nuestras posibilidades de control.Pero nunca debemos permitir los abusos de nadie.Besos,amiga.

Umma1 dijo...

Estamos muy comprimidos. Una cosa y otra.

No es malo estallar, de vez en cuando. Una catarsis que nos desinfle de tanto aguantado.

Claro, sin atacar a los otros...

CarmenS dijo...

Cuando saltas un día, tu que eres de normal pacífico y aguantas bastante sin chillar, te hacen purgar tu grito mucho más que si eres de quienes tienen fama de malhumorados y discutidores.
Sin embargo, cito una frase que le oí a una psicóloga: se puede vivir con tristeza o con depresión, pero los enfados rompen el cuerpo y te hieren, a veces, hasta matarte.

Emig dijo...

Este es un post con el que me encuentro especialmente identificado...
No quiero ahondar con detalles personales, pero sí, además de dar mi apoyo escrito a tus líneas y significado, poner de mi parte diciendo lo que pienso al respecto.
No al respecto concreto del asunto del día de furia, sino a la conclusión personal.
¿Sabes? Finalmente echo la toalla y reconozco que estamos en una sociedad impulsada desde "arriba" por personas que potencian que seamos robots. Cada vez más observo que hay menos que piensen por sí mismos y más que piensen lo que "todos". Para mí esa es la esencia del movimiento en general y la causa del cómo funcionamos y cómo vivimos, siendo partícipes o víctimas de determinadas, concretas y casi diarias formas de vida que para nada son de vida...

Un fuerte abtazo. Una sonrisa. Mi complacencia y alegría de saberte "en la otra parte"

Manolo Merino dijo...

No dejamos de ser el resultado de habersenos escapado de las manos lo que queremos ser.
Bsos.

JuanMa dijo...

Lo peor es cuando, una vez cruzado ese límite, la acabas pagando con alguien que no tiene culpa ninguna.
A mí me ha pasado a veces, y luego me siento fatal...
Besos, Amiga.

dijo...

Cuando llegamos a esos límites, creo que no hay retorno. Como dice Amor, la furia del manso, puede ser terrible.
Un abrazo

Isabel dijo...

Umma,ir aflojando tensiones siempre evita rupturas bruscas e innecesarias.Creo que es bueno asumirlo y no dejar que la presión nos infle de nuevo.Un placer tenerte por aquí de nuevo,amiga.Gracias.


Cecilia,debe ser cierta esa frase que comentas,porque en verdad cada enfado nos "rompe" un poco más y,al final, acumulamos carga negativa que en nada nos beneficia.Pero son tantas las veces que decidimos aguantar cosas que después pasa lo que pasa.Conclusión: aguantar lo mínimo nos evita muchos malos enfados posteriores. ;-)Besos.

Emig,el caso es que no debería existir "la otra parte",todos deberíamos estar en el mismo bando en ese sentido,la verdad; pero mientras haya "superioridad" de unos sobre otros,es difícil la igualdad y el hecho de poder evitar situaciones demasiado complejas.Quizas muchas de estas cuestiones tiene que ver con situaciones injustas en origen.Un problema inmenso desde luego.Besos y gracias.

Jwwh,no sólo lo que queremos ser,sino lo que tenemos derecho a ser y ,tal vez, no nos dejen o no podamos.Es difícil y personal cada cuestión,pero creo que, para entedernos, ambos hablamos de descontrol,propio o ajeno,claro.Me gustó tu comentario,amigo,como siempre muy acertado.Besos.


Juanma,aunque seamos injustos a la hora de "soltar lastre",lo cierto es que después los que peores nos sentimos somos nosotros mismos ,si es que somos conscientes del daño,por supuesto.Tú,al menos, eres sincero y capaz de reconocerlo; no todos son, o somos así,amigo.Un abrazo.

Roxana,lo peor de todo es que, probablemente después, ese retorno lo haremos solos..Besos,amiga.