30 de noviembre de 2008

No consigo acostumbrarme

Hoy el frío me paraliza más de la cuenta; mi cabeza se siente lenta de reflejos, como aletargada.
Mis manos torpes ralentizan mi escritura.

Mis sentidos se adormecen y, sin embargo, no consigo acostumbrarme al frío; en realidad, a nada.

Ni a este frío ni al calor que quema, ni a la risa ni al llanto que libera.
Ni siquiera al sueño o al desvelo que, a veces, me atrapa.
Sigo sin querer acostumbrarme a nada de esto…

Un día cualquiera escribieron un guión para mí, mientras alguien, tras un haz de luz, me gritaba como un dictador - ¡acción!-.
Desde entonces no he podido dejar de actuar; siempre según lo previsto.
Todo bien supervisado y previsto.

-No te salgas del guión establecido- me decían.

Pero, a pesar de eso, nunca pude acostumbrarme a tanta comedia, ni a tanto drama; las aventuras no me llevaron demasiado lejos y, nunca, el suspense fue tanto como para dejarme angustiar por lo imprevisto.
Pero, a estas alturas de mi vida, me siento cansada de hacer lo mismo; cansada de repetir las mismas escenas una y otra vez.
Deseo que termine ya esta interminable película y que, de una vez por todas, alguien llegue y grite -¡corten!-.

Tal vez, así, podría acostumbrarme a sentirme bien.
Pero hoy, como siempre, el frío me tiene paralizada.
O quizás el miedo a no saber continuar sin guión…

Imagen:uio227

29 de noviembre de 2008

Puertas que cerramos

El hecho de cerrar una puerta, a simple vista, podría parecer algo aparentemente fácil.

Sin embargo,los días que sucedieron a la muerte de su madre, tuvo ocasión de comprobar que todo lo que, en verdad,nos importa raramente lo es.

Le daba igual no conservar ninguno de los viejos libros, ni ese antiguo retrato al óleo que le pintaron cuando contaba pocos años de edad y que,además, nunca llegó a gustarle; tampoco le parecieron tan importantes todas esas fotografías, en blanco y negro, que la familia había ido acumulando en el tiempo; inmortalizadas escenas que, a día de hoy,resultaban ya inolvidables.

Estaba convencida que el recuerdo era un lugar extraño que sólo almacenaba grandes momentos.

Cerrar esa puerta significaba para ella poner una fecha de caducidad a la parte más importante de su vida; no podía dejar de sentir, en ese mismo instante, que su pasado empezaba a convertirse en una pieza exclusiva,como muchas otras que conservaría después; hasta formar, con todas ellas, una valiosa colección de recuerdos atesorados a lo largo de su vida.

Después de desmantelar la vieja casa, sólo quedaba en el aire el inconfundible olor de la ausencia y un eco lleno de vacío tras sus pasos.

Su última mirada quedó marcada en la retina antes de cerrar la puerta; el mismo gesto que,tiempo atrás,había realizado mil veces con naturalidad,hoy se convertía en uno de los más duros de su vida.

Guardó en su memoria todo lo que pudo recordar; cerró la puerta con suavidad por última vez y dijo adiós a aquella vieja casa para siempre.

Imagen: Marykke


Baile de máscaras

Vida,
estás ante mí,
oculta tras tu máscara.

No sé cómo eres, sólo deseo bailar contigo;
sin preocuparme hasta cuándo.

Que nos sorprenda bailando el último baile.



Imagen: GestOert

26 de noviembre de 2008

Mar de fondo

Con nuestra fuerza dejamos espuma sobre la orilla, somos un derrumbe inagotable de olas.

Como inquietas salpicaduras que van buscando nuevos poros donde hospedarse.


Somos dos remos que necesitan estar frente a frente para orientarse.


Seres que nadan hacia cuerpo firme para impedir un naufragio irremediable.
El viento incita nuestras velas, el deseo nos empuja,nos hace zozobrar en un desmedido golpe de mar, de cuerpos,de besos…

Arrecia la marejada de fondo, la que levanta nuestra pasión callada, encelada, postergada.
Tras el envite del oleaje, la bajamar acaba dejando un húmedo rastro que nos delata.
Un orgasmo de espuma y sal que vence nuestras fuerzas, dejándonos los cuerpos lastrados y a la deriva…

25 de noviembre de 2008

Ángel caído

Una injusta norma, sí, probablemente sea eso; sólo una injusta norma para los que quedamos fuera del Edén.
Ahora la vida juega conmigo, se divierte dejándome perpleja; me dejó cerrar mis ojos para sobresaltarme después con sus gritos de angustia.

Tantas veces me abofetea que, sumisa, aprendo a poner la otra mejilla.

Mientras que ahora sólo quiero esconderme, no saber,no aceptar, no tragar...
Otras,en cambio,quisiera gritar,denunciar,ordenar,escapar...

Pero sólo soy una desterrada hija que nació sin paraíso; condenada a la limitación de morir cuando me lo ordenen,un ángel caído sin promesas eternas.
Nada puedo hacer;no se puede regresar.

No olvido las normas que transgredí:

No comas la fruta prohibida.
No aborrezcas al amo.
No intentes atajos inútiles.
No pienses demasiado.
No busques una salida.

Nunca serás dueña de tu libertad.
Y para que conste, escrito ha de permanecer como un mandamiento nuevo:
“nadie establece normas, salvo la vida".


Imagen: Oreks

23 de noviembre de 2008

Quiero y no puedo...

He tomado medidas severas contra los "yanomeimporta".

He maldecido infinitas veces cada uno de mis "hágasetuvoluntad".

He tirado a la basura todos los "porqués".
He dejado ya de escuchar tantos "tútieneslaculpa".


He dejado correr por el desagüe cada uno de tus "nosirvesparanada".
He dibujado con sangre demasiados "yanopuedomás".

He visto reflejarse en el espejo muchísimos "comosinopasaranada".
He roto en mil pedazos cada uno de mis "yahoraquemás".

Hoy he vuelto a dejar sobre la almohada un “vuelveaintentarlo”.
He comprado un nuevo par de “piesparaquéosquiero”.

He arrancado del calendario todos los “unodeestosdías”.
He guardado en el fondo del armario mis pocos “todovabien”.

He vuelto a ignorar otro nuevo "cadadíapeor".
He invertido hasta mi último céntimo en bonos "porqueyolovalgo".

Pero cada día me vuelve a despertar este terrible dolor de “quieroynopuedo”.

25 - Noviembre - 2008 - Día internacional contra la violencia de género


Imagen:nextDoorARTist


21 de noviembre de 2008

El mayor espectáculo del mundo

Veo pasar a un anciano que lleva su nostalgia apoyada sobre el bastón; un empresario se cruza en dirección opuesta, habla por el móvil, luce su prepotencia impecablemente anudada al cuello.

Muchachas con faldas a cuadros, calcetines a juego, van de un lado a otro de la calle; sacan de sus mochilas la libertad al alejarse del colegio.

Cogidas del brazo, dos mujeres miran los escaparates, con su dinero listo para gastar; deseos prêt-à-porter.
Cinco personas aguardan turno, pacientemente, para cambiar de vida; nunca hay suerte para todos. La lotería es un rico sueño de pobres.

Como pobre es la vida del hombre que duerme en el callejón; cubierto con cartones que no logran tapar su miseria, ni sus pies.
Un par de extranjeros, mapa en mano, se orientan en el callejero, pero no les preocupa estar perdidos.
Sólo al perro, que buscando comida bajo los veladores del bar, se pierde de vista entre piernas y patas.
Un ciego va caminando junto a los edificios; precavido transeúnte con tres pies, tampoco tú consigues ver tu destino.

La calle, poco a poco, se despeja; como la niebla, la bruma humana también despeja al mediodía y el vacío se apodera del escenario.
Frente a mí, las tiendas han cerrado, ya nadie pasa y todos vuelven a casa; menos el hombre del callejón, que sigue durmiendo, ajeno al bullicio y la luz.

Dejo de mirar afuera y vuelvo al interior; tan sólo un delgado cristal me separa de las fieras.
Recojo mis cosas y me dispongo a volver al circo ambulante.
Damas y caballeros, permanezcan atentos…
En breves instantes una nueva función va a comenzar…

Imagen:elamodelmerol


20 de noviembre de 2008

Debilidad




No me hagas caer en la tentación;
te repito, una o dos veces,
antes de caer.


No me alejes de la tentación;
te repito, tres o cuatro veces,
después de caer.




Imagen:OceanStorme


19 de noviembre de 2008

Recomendación de la casa...

Cuando el contenido de una botella llega a la mitad hay quienes prefieren verla medio llena o medio vacía.

A veces, me planteo el mismo interrogante cuando estoy frente a mí,ante el espejo.

¿Cómo me veo?...
¿Cómo me ven?...

Ante esta dicotomía raramente hay coincidencias; aunque también la opinión depende, por lo general, del grado de optimismo o pesimismo que se tenga.
Me temo que nuestra realidad dista mucho de ser percibida por los demás, incluso en demasiadas ocasiones por nosotros mismos; sobre todo porque somos, instintivamente, subjetivos.
Nos movemos a través de percepciones e impresiones siempre personales y formamos nuestros conceptos a través de ellas.

Así que nuestras opiniones siempre serán diversas y complejas; coincidir en algo con los demás es algo bastante relativo a menudo.
Pero, dado el caso, sí podemos llegar a confluir cuando nos sentimos lo suficientemente cercanos de pensamiento con otras personas, aunque no pensemos exactamente lo mismo.

Quizás, por todo esto, la opinión que tengan los demás sobre mí dejó de importarme hace bastante tiempo; ahora lo que verdaderamente me importa es lo que yo pienso de mí misma.
Si me siento llena o vacía, conforme o insatisfecha, motivada, insegura, capaz, decidida...
Esta es una cuestión a la que vengo dando vueltas hace tiempo: el hecho de que a una gran mayoría de personas le importe, en exceso, lo que piensen de ellos acaba, de alguna manera, modificando su conducta y condicionando su libertad.

Quizás tenga eso que ver con la necesidad que tenemos de sentirnos valorados y apoyados para mantener en forma nuestra autoestima.
Pero no creo que algo tan importante como nuestra propia estima y decisión deban dejarse en manos de los demás, sino decididamente en las propias.

Entonces,¿por qué dejamos que nos influya tanto lo que piensen de nosotros los demás?.
Pues, simplemente, porque no nos terminamos de creer que no hay nadie, mejor que nosotros mismos, para apoyarnos, para mirarnos frente al espejo y decirnos, cara a cara, todo lo que no nos dicen los demás.

Y esto quiere decir que si fuéramos sinceros con nosotros mismos y aprendiéramos a reconocer nuestra realidad,con sus virtudes y defectos,estaríamos en el camino correcto.
Quizás sea ésta la única manera de madurar y de ser capaces de manejarnos con la suficiente independencia de opinión como para llegar a sentirnos cómodos dentro de nuestra propia piel..

La próxima vez que te mires en el espejo no veas sólo una frágil botella, medio llena o medio vacía.
Disfruta del placentero aroma que exhala su contenido y cata, pausadamente, la calidad de cada sorbo.
Porque tú mismo eres fruto de la mejor de las cosechas.
Aprende a saborearte…

Imagen:seamgrvs

18 de noviembre de 2008

Don´t stop dancing

Desde muy pequeña siempre he sentido debilidad por la música, tanto que cuando tenía la más mínima ocasión encendía mi “tocadiscos” y me podía pasar horas escuchando mis singles y “elepés” preferidos.



Podía con todo, y más aún, incluso con la radio y los programas musicales de la época, en los que pasabas más tiempo escuchando sus dedicatorias que su música, en realidad.



Pero sentía tal atracción por ella que, en cuanto se editaba algún vinilo que me gustara, reunía el dinero suficiente y no tardaba demasiado en comprarlo.



A mis padres les preocupaba bastante que me pasara las horas encerrada en mi habitación, simplemente oyendo música; no les parecía muy normal, pensaban que era mucho mejor,y más saludable, salir con mis amigas y divertirme.
Tal vez se imaginaban que lo hacía porque, posiblemente, no tuviera mejores planes y estuviera aburrida; cuando en verdad disfrutaba más intensamente con “mi música” que algunas otras veces con mis amigos.




Cuando la ocasión se presentaba, también me gustaba compartirla; por suerte tuve una amiga en mi adolescencia que aún era más fanática que yo, así que no puedo negar que nos pasábamos horas sacándole partido y diversión a nuestra discografía en común; aunque, a menudo,se nos hacía demasiado corto ese tiempo.



Ya en mi infancia, sobre todo en las fiestas familiares, siempre estaba dispuesta a montar números musicales con alguna de las canciones que sonaban por aquel entonces.
No os podéis imaginar cuánto disfruté con aquellas interpretaciones desastrosas e infantiles que, como se podrán suponer, mi familia tuvo que sobrellevar, pacientemente, lo mejor que pudo.
Colarme un rato, cuando me lo permitían, en los guateques que organizaban mis primos, bastante mayores que yo, era otro momento mágico y único; algunas veces me dejaban sustituir al chico que ponía los discos.



Durante esos instantes me sentía en una nube, tan sólo estaba pendiente que la aguja no saltara demasiado sobre el vinilo y tener preparado, con rapidez, el siguiente tema musical, principalmente para que no decayera el baile en la fiesta.
Ahora, mirándolo desde la perspectiva actual, creo que la música y yo siempre hemos ido de la mano, siempre disfrutando con ella y gracias a ella; quizás porque mi padre, desde muy pequeña, siempre me cantó para dormir, para jugar, para entretenerme y probablemente acabó aficionándome a ella.



Así que todas estas canciones forman ya parte de mi vida.
Mi amigo de blog,
Jhwh, el otro día me hizo recordar toda esta época, tan infinitamente feliz.



Así que con esta entrada de hoy le doy, de alguna manera, las gracias por ello.
Me ha venido especialmente bien volver a reencontrarme con estas viejas canciones de tiempos felices;aunque mis gustos hayan, hoy, cambiado casi tanto como yo a través de los años..

17 de noviembre de 2008

Sobrevivir a tu silencio

Qué bandada de palabras vuela en mi cabeza; tan pronunciadas, atemporales.
Como flechas punzantes se dirigen hoy a mi destino
Son tuyas, todas tuyas; las mantengo engarzadas, una a una, en mi recuerdo, con invisible hilo.
Poco a poco se fueron callando, como descuartizadas piezas de un puzzle silencioso y tremendo.

Todo cuanto dijiste, ahora, aparece fragmentado por el rayo del tiempo.
Debo ir recogiéndote verso a verso, reconstruir tu verbo y anudarlo al alma del viento, para volver a escuchar tu voz en mis oídos.
Tajante, cercana y libre, como siempre ha sido.

Tendré que arrancar de cuajo este maldito presentimiento, mientras tú te llevarás contigo todo lo que aún quedaba por decirnos.
De repente, qué difícil será sobrevivir a tu silencio…

Imagen:oralardabiri

Sólo a veces...

Calada de sentimientos hasta los huesos, así me quedo dormida cada noche; envuelta en un pensamiento que me basta para cubrirme toda de risas y destaparme del llanto.
A veces, y digo sólo a veces, se puede ser feliz en la vida y saber quién tuvo la culpa en realidad.

Imagen: PB-Hass

14 de noviembre de 2008

Después del fuego

El letargo va instalándose en mi alma que quiere descansar, pero se siente hoy tan cerca de las llamas que se va consumiendo poco a poco.

Ya no le quedan brotes ni brozas; sólo los rescoldos de esta abrasada entraña mía, marcada con negro tizón.
Cómo he de arrullar a mi alma cansada, cómo cantarle que la miel es poca y la guerra mucha; cómo calmar su llanto sin paz ni silencio.

Dejaré que duerma, que cierre de una vez sus desvelados ojos que tanto me turban.
Ya no quiere, ni puede,seguir creyendo en ángeles protectores que velan por sus sueños.
Aprendió, forzosamente, que después del fuego tan sólo quedan las cenizas.

ImagenЕкатерина Баль

12 de noviembre de 2008

Mi cariño responde...

Ser consciente de que el fin de la vida puede estar más cerca, mientras todo cuanto amas y sientes continúa intensamente vivo, no puede ser nunca fácil ni justo.

¿Cómo saber si son suficientes los amaneceres vividos, bastantes los abrazos sentidos, o demasiados los deseos por realizar?

¿Dónde reclamar cuando el imprevisto desorden de los sumandos altera, prematuramente, el producto?
¿Cómo detener el tiempo antes de que cometa un irrecuperable error?
¿Cuándo es el momento adecuado para comprender lo que no es aceptable?
¿Cómo controlar el inmenso sentimiento de impotencia que siento?...

Amigo del alma, no sé responder a esto…

Imagen:Jamila

11 de noviembre de 2008

Un momento de locura

Una rueda de pensamientos circula por mi mente; siento un seco frenazo al recordar algo en concreto y, de repente, empiezan a llover ideas, como tortuosas gotas, que acaban dejando mi cerebro empapado en el caos.

Este potente motor que conduce mi cabeza tiene vida propia y la fuerza de un pura sangre desbocado.

Me acelera, me frena, me desvía de mi rumbo, adentrándome por lugares que ni siquiera deseo conocer.

Me empuja hacia arriba y, a continuación, me hace descender velozmente, con demasiado riesgo.
No me siento capaz de dominarlo.
Soy totalmente vulnerable, sin blandos protectores que puedan amortiguar todos mis golpes.

Este insensato conductor me tiene atrapada; está dirigiendo toda su furia contra mí, convirtiéndome en una víctima más de su temeraria conducción.
Después siento mi equipaje de sensatez desparramado por lugares inaccesibles.
No sé qué me ha pasado...
Mientras escucho una voz que dice - tranquila, no pierdas la cabeza-.


Imagen:Igor100

7 de noviembre de 2008

Y sentir...

No sé dónde poner mis manos sin tu cuerpo; dónde poner mi beso sin tu boca de horizonte.

No han dormido mis ojos de tanto querer buscar la noche sobre tus párpados.

Mientras esta afonía constante de mudas palabras me deja en el más absoluto silencio de todo cuanto quiero escucharte.

Abrir mi corazón para habitarte, entérate, es querer tener tu hálito caliente sobre mis labios y sentirte.

Y sentir...


Imagen:Trixy54


6 de noviembre de 2008

Observa,que algo queda...

En mi última entrada, hace unos días, comentaba todo lo que me gusta observar el cielo, tanto durante el día como en la noche.
Aunque, en general, me gusta ser observadora en todo y fijar también mi atención sobre muchos otros pequeños detalles; y no hablo exclusivamente materiales, sino en el más amplio sentido que podamos suponer.

Quizás, porque observar no sólo enriquece nuestra mirada, sino también la manera de percibir todo lo que nos rodea.
Observar nos hace estar atentos y ser más conscientes de todo cuanto sucede alrededor; nos hace comprender mejor ese otro lenguaje que no comunica con palabras sino con nuestros gestos, nuestras expresiones, nuestras entonaciones…

También podemos, sin lugar a dudas, “escuchar y mirar" de otra manera.No sólo mediante nuestros sentidos sino a través de nuestra intuición; que acaba, en suma,revelándonos otro tipo de información, mucho más personal y receptiva a la hora de interpretar las señales que recibimos.

De todas formas la observación no se entiende como una simple cuestión de tiempo libre para mirar y distraerse, sino que,básicamente, se trata de nuestra propia capacidad para retener detalles que, de otra manera, acabarían pasando desapercibidos.

Consiste en poner no sólo nuestros cinco sentidos en acción sino también en desarrollar ampliamente nuestro sentido común,del que tanto alardeamos,en ocasiones.
Tal vez eso nos evitaría, en muchas ocasiones, sacar conclusiones erróneas y apresuradas; nos conviene ser capaces de saber leer entre líneas, con cordura y sin juzgar a priori.

Las personas observadoras ponen en juego su templanza y valoran la importancia que tiene la prudencia antes de emitir cualquier juicio; pues no sólo escuchan y miran, sino que están en situación de interpretar la información recibida con menos probabilidad de errar que los que no prestan tanta atención.

Estoy convencida que nos conviene aprender a mirar con detalle, escuchar con mayor atención y ser capaces de descubrir que nada es igual después de tomar con más calma esas primeras impresiones que nos hacemos sobre los demás o sobre las circunstancias que nos rodean; sobre todo porque, por lo general, después de ser capaces de analizar todo con tranquilidad nada ni nadie es como nos parecía en un principio.

Así que en ello estoy; sigo intentando sensibilizar mi percepción y, con ello, ser capaz de mejorarla; para enmendar, de algún modo, mis muchos y cotidianos errores.
Si es que se puede...


"Tiene mejor conocimiento del mundo, no el que más ha vivido, sino el que más ha observado".

Arturo Graf. (1848-1913) Escritor y poeta italiano.


**************************************************************************

(Dada mi afición observadora, os dejo aquí la imagen de la agradable sorpresa que tuve hace un par de días cuando, al mirar hacia el ático de un edificio, en una zona costera, pude fotografiar un hermoso ejemplar de buitre; ya veis que la observación suele tener algunas recompensas.
Aunque también esto me demuestra que algunos hábitos animales están cambiando forzosamente.)

1 de noviembre de 2008

Compañeros del aire

Llevo bastante tiempo confirmando que vivir en una de las plantas más altas de mi edificio tiene sus ventajas; aunque también, por supuesto, sus inconvenientes. No lo pienso negar.
Sin embargo, me gusta la luminosidad con la que vivo y, ya en alguna otra entrada, dije que una de las mayores satisfacciones que tengo, al vivir aquí, es poder ver una puesta de sol distinta y espectacular cada día.

Aunque durante el otoño y el invierno, naturalmente, el viento y la lluvia rugen con fuerza. Confieso que en ocasiones no consigo acostumbrarme del todo, especialmente durante esos temporales infernales en los que mi casa parece convertirse, de repente, en un terrorífico castillo de los Cárpatos; donde el silbido del viento y su fuerza pueden atemorizar, sin lugar a dudas.
Descontando ciertos inconvenientes, me quedo con lo positivo que, creo, me compensa bastante.

Una de las cosas que más me gustan, al vivir en estas circunstancias, es la de poder disfrutar de las aves que cruzan el cielo de la ciudad, ya que soy aficionada a observarlo con asiduidad.

Durante todos estos años he visto pasar, en los cambios estacionales sobre todo, bandadas de flamencos, de gansos, cigüeñas que sobrevuelan edificios y que acaban posándose sobre algún lugar seguro de la ciudad.

Cierto es que mi ciudad está en la ruta que suelen seguir algunas aves con destino al Parque Nacional de Doñana, situado entre Huelva y Sevilla; por lo que suelo verlas pasar a menudo, generalmente al caer el sol de la tarde, sobre el horizonte.

Sin embargo, hace algunos meses descubrí, con placer, a unos nuevos inquilinos del cielo que merodeaban sobre el edificio y que cada día son más frecuentes en las ciudades.

Era una pareja de cernícalos que volaban cerca de mi ventana.
Desde entonces, con cierta regularidad, cuando tengo la ventana abierta, escucho sus chirriantes sonidos, como un aviso amenazante de su llegada y que me hacen asomarme para poder disfrutar de su vuelo.

Ya, en muchas ocasiones, he tenido la suerte de ver cómo se ciernen en el aire, pequeños y vivaces, juguetones vuelos de persecución, observadores y elegantes; entonces me siento afortunada por ser testigo de sus costumbres.

Este cielo, que en las ciudades se mira cada vez menos, aún nos regala, por suerte, espectáculos que casi nos pasan desapercibidos, entre tanto humo y ruido.
Por esta razón, entre muchas otras, sigo pensando que vivir “cerca de las nubes” todavía tiene sus ventajas
Y estar cerca del cielo es un privilegio que, a día de hoy, no cambiaría por nada.

Imagen:Artur Mikołajewski