30 de noviembre de 2006

¿Quién está ciego?






Le da vueltas una y otra vez, la toca por todos lados, sus dedos pasan lentamente por cada grieta, por cada irregularidad; la huele y, al final se la pone al oído y escucha...

Tras un largo rato en silencio me comenta: - sé que yo no puedo ver el mar, pero lo oigo aquí adentro -.
-Lo imagino inmenso pero humilde, porque aún siendo tan inmenso, sencillamente enmudece y deja que hable en su nombre una simple caracola...-

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