20 de diciembre de 2006

Con todos mis respetos...


Gozamos de libertad, por fortuna, o al menos eso pensamos; hablamos, actuamos, nos movemos en todos los sentidos sin impedimentos.
Sin embargo, ¿tiene límites la libertad?
Dice una conocida frase “mi libertad termina donde empieza la del otro”
Pero,¿dónde y cómo se mide la frontera exacta?.
Esta indefinición, que todos imaginamos compuesta por respeto mutuo, no es así en la vida real.

Provoca confusiones, enfrentamientos y lagunas que llenamos de múltiples razones, las cuales, al final, se quedan vagando sin destinatario que las escuche.
Casi todos nos hemos quejado alguna vez de la falta de educación y respeto que existe hoy día; quizás porque más de uno ha podido vivir experiencias similares en alguna ocasión.
¿Acabaremos perdiendo, por ello, libertades que nos corresponden por la desfachatez de unos pocos?

Cuando nos enfrentamos a personas que tienen por objetivo avasallar y valorar su voluntad por encima de la de los demás, es frecuente y normal que nos sintamos indignados, incluso desprotegidos en algunos casos.

La impotencia ante hechos de esta índole causa un desasosiego extremo en los respetables ciudadanos, sobre todo, sabiendo que la gran mayoría de dichos actos quedarán sin medidas o correctivos.

¿Es justa esta situación...? Creo que nada de esto tiene que ver con una libertad responsable, sino con la irresponsabilidad y la abundante falta de civismo que hemos podido observar,lamentablemente, en muchísimas ocasiones.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No te lo tomes tan en serio; la libertad es una convenciòn màs; como las lenguas, los valores y las tarifas de autobus.

Creer en ese concepto es coartar nuestra propia libertad; es decir, la mayor expresiòn de nuestra libertad es ser libres de no creer en ella...Saludos, Isabel.

Isabel dijo...

Pues, por eso mismo que amo mi libertad quiero que se respete,yo respeto al máximo;por eso no admito invasiones o excesos ajenos...
Al igual que deseo para mí,lo deseo para los demás.
Me alegra tu visita Frank,voy a darme un vuelta por tu casa...
Saludos y gracias por opinar...libremente. ;-)
Vuelve cuando quieras.

Anónimo dijo...

Perdón,salió mi nick del correo,wadalkivir soy yo misma:Isabel
Sorry.

Candelas Sanchez Hormigos dijo...

Te envío la dirección nueva de mi blog, el anterior, no se porque, esta gente lo ha perdido.

http://candela-y-su-mundo.blogspot.com

Un beso

Anónimo dijo...

Coincido con lo citado… La libertad es un espacio limitado por las responsabilidades… es como mi entorno, donde me muevo seguro y a gusto, pero cuando salgo de él, tengo que llevar cien ojos…

Es de Perogrullo que no podemos hacer lo que queramos, ya que las normas nos obligan a hacer lo que debamos... el bien común por encima del individual... entonces la libertad individual no tiene valor en sí misma...

Debo tener libertad para estar donde yo quiera??? la ley me dice que no... ni tan siquiera para pisar el césped (¿quien no recuerda ese letrero en los parques de "prohibido pisar el césped"???) así que mejor no tocar el tema de la propiedad privada.

Otra cosa es que seamos capaces de avasallar, de transgredir, de abusar, de humillar… Creo que eso es un problema de educación… mejor dicho, de EDUCACIÓN, donde demasiadas veces, pensamos que tenemos todos los derechos y ninguna obligación…

Tal vez, sólo tal vez, es posible que la libertad, en sí misma, no sea si no una pieza necesaria para construir nuestra vida pero que en sí misma, no tiene mucho sentido…(como la rueda de un coche es imprescindible para este, pero por sí sola, apenas tiene importancia). Si le añadimos la justicia, la paz, y todas esas palabras que se ponen de moda en Navidad, es posible que formemos lo que se denomina... "(póngase aquí lo que se desee)", pero siempre tendremos esos límites (el coche ya está hecho, ahora falta la carretera)

Un saludo y Feliz Navidad…