14 de mayo de 2007

Genio y figura...

Tiene 89 años y disfruta con la misma frescura y jovialidad de una adolescente.

Recuerda todo como si su memoria se deslizara por una pantalla de cine, pero nunca le pesaron más los recuerdos que sus ganas de vivir.

Su vida no ha sido fácil, cinco hijos en esa maldita época, con necesidad de todo, la llenaron de supervivencia; todos salieron adelante.

Siempre ha sido, y sigue siendo, coqueta, especialmente cuando se lo permiten sus modestos recursos; su consigna personal le grita a cada minuto: “la mujer compuesta quita a su marido de otra puerta”…
Lo curioso es que, si alguna vez lo supo, nunca ha contado si la sombra de su marido se reflejó en alguna otra puerta.

Tan aparentemente dócil y risueña que nadie imaginaría que tras ella, y con ella, viven tantas razones para el pesimismo, la depresión, la desesperanza…
Pero sigue sintiendo - se le nota tanto en su pequeña mirada- que la vida todavía le tiene guardada pequeñas sorpresas, casi infantiles alicientes menudos que le corretean por los ojos y se le escapan entre sus amables palabras.

Nunca ha sentido el peso de los años porque su ánimo siempre está por encima de ausencias y carencias; por encima de los inconvenientes de ver demasiados inconvenientes en casi todo…
Se ríe con esa risa, tan libre ya de prejuicios, que casi llega a provocar envidia, parece reírse del mundo.

Ha rozado tantas veces las camas de los hospitales, las aceras de la calle y el peligro que no puedo notar el miedo cuando habla, y eso precisamente es lo que más me gusta de ella: su valentía.

Para enfrentarse a la vida únicamente aprendió a ser valiente y tener el suficiente coraje como para demostrarlo después sonriéndole tantas veces al día…
Esa mujer, tan común como excepcional, se llama Josefa y es mi tía.

No puedo, ni quiero, adivinar el tiempo que me queda por disfrutarla, pero cada vez que la recuerdo, o siempre que estoy con ella, siento un orgullo muy especial que corre por mis venas, porque de alguna manera me fluye su misma sangre…


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Te quiero Josefa ,aunque ya lo sepas...

11 comentarios:

LlunA dijo...

Hay personas que realmente tienen que luchar para vivir, para conseguir llevar su vida y disfrutarla cuánto se puede...
La lastima es que muchas de esas personas, después de tanto luchar ya no tienen tiempo para disfrutar...

Isabel dijo...

El tiempo lo llevamos instalado en nuestro cerebro,siempre podemos seguir pensando o permanecer en el pensamiento de otros...
Prefiero pensar así,Lluna.Gracias por tu comentario.Un besazo.

Sebastián Puig dijo...

Hermoso post que, además, entronca perfectamente con otro que acaba de escribir mi amiga arroba sobre el mismo tema. Léelo; para que luego digan que este mundo virtual no enriquece. Un beso.

PD: por cierto ¿se le puede poner a Vd. cara, hermosa de corazón?

thoti dijo...

.. realmente hay tantas personas de las que podemos aprender tanto, personas mayores con una experiencia y una riqueza de vida, que son un ejemplo vivo de lo que significa la valentía y la superación..
.. al menos mientras las tengamos a nuestro lado, ojalá que sepamos expresarles, de miles de formas y lo mejor que podamos, nuestro reconocimiento y cariño..
.. besos, renovados, Isabel..

Gwynette dijo...

La edad no está en el carnet de identidad eso ya es sabido, pero hay personas mayores que son maravillas de la naturaleza. Por motivos familiares estuve 4 años visitando una residencia de ancianos..y fué un lujo lo que aprendí... :-)

Cariños de alcachofa

Unknown dijo...

Es cuando realmente conocen el significado de la vida. Besos!

JuanMa dijo...

Esta es la lección que intentaré sacar: Vivamos.
Intentemos bebernos la vida, incluso los tragos amargos, sin que nos borre la sonrisa.

Un besazo.

almena dijo...

Esa vitalidad, esa ilusión y ese coraje, deben servirnos de ejemplo.
Así quiero llegar a ser.
Felicidades por ella, Isabel.
Un beso

Candelas Sanchez Hormigos dijo...

Aprende, vive, respira su vida, no la dejes escapar ni por un segundo.

Ellas, esas mujeres fuertes dan lecciones de vida, sin decir, sin expresar, callando, tienen toda una historia.

En tu caso Tía Josefa, en el mío Tía Isabel.

Con cariño

Arroba dijo...

Precioso también el retrato que tu haces de esa mujer, Isabel.
Son nuestros sentimientos los preciosos.
Es curiosa la coincidencia y curioso el lazo imaginario que entrelaza nuestras páginas.
Gracias por tu comentario en la mía.
Un abrazo.
gracias a rythmduel por conducirte allí

ahhh dijo...

Personas así son las que llenan este mundo de fuerza y de vida, personas valientes de verdad, de las que se enfrentan al día a día con ese coraje que las hace dignas de toda admiración.

Y además, incombustibles.
Un gran ejemplo a seguir...