28 de mayo de 2008

Sin red

Cuando caemos, los que vivimos de un simple y necesario salario, caemos sin red; no hay condonaciones, no hay concesiones ni prórrogas...
Te las ingenias como puedes para sobrevivir, algunos con más suerte y otros con ninguna.
Sobrevivir bajo el umbral de la pobreza es mucho más usual cada día.
Algo que nadie cree que le puede llegar, a veces, está esperándonos a la vuelta de la esquina.
No sé si alguna vez habéis tenido la experiencia de salir a la calle sin una moneda en el bolsillo, sin nada; es muy recomendable y saludable hacerlo para entender algunas cosas..

Vivir un día en la calle sin nada con lo que poder comprar es una sensación, por llamarlo de algún modo, bastante humillante.
Uno va mirando todo lo que se nos ofrece tras los atractivos y sugerentes escaparates, tras las tiendas y restaurantes; es cuando te das cuenta de que un euro se puede estirar mucho más de lo que pensamos y que se gasta también antes de lo que queremos..

Siempre es consolador saber, si se trata sólo de una experiencia, que tendrás de nuevo, cuando llegue la noche, una cama, el calor del hogar, dinero y posibilidades.
Pero si os atrevierais a experimentar lo que es pasar un solo un día en la calle, sin recursos, comprenderíais lo duro que es estar ahí fuera.

La dignidad no la compra el dinero, pero sí la humilla, la borra de las conciencias. La borra tanto que acabas por ser invisible, tan invisible que la gente te ignora, te aisla; mientras que la vergüenza acaba haciendo el resto.

La pobreza no siempre significa pedir por las calles, sino vivir bajo el límite de lo que es digno y necesario.
Cuando uno toma conciencia del riesgo de vivir sin red, mirar hacia abajo y sentirnos hermanos es una obligación moral.
Vivir en las alturas nos aisla, nos vuelve ciegos y sordos; pero de lo que no queremos darnos cuenta, en realidad, es que caerse desde todo lo alto, en un mundo tan injusto como este, es lo más fácil .


9 comentarios:

Ligia dijo...

Afortunadamente, no he pasado una experiencia de esas, pero hay mucha gente que le gusta vivir al día sin pensar las sorpresas que te puede deparar el futuro.
Por otro lado, ya vemos tanto engaño alrededor, que desconfiamos hasta del pobre verdadero que pide en la esquina.Un abrazo

José María Díaz dijo...

Hemos estado jugando con fuego. Nos hemos hipotecado, hemos entendido el consumo como tirar la casa por la ventana y ahora las cosas se están torciendo demasiado rápido para muchas familias. No hablo de la mendicidad, sino de familias sin trabajo con niños que alimentar... la situación se complica.

Sin embargo que pasa con todos aquellos empobrecidos de pensamientos, de cultura.... creo que son cada vez más y nos cruzamos con ellos a diario sin darnos cuenta.

Saludos

Anónimo dijo...

La experiencia tiene que ser interesante. Vivir un día en la calle sin un solo euro puede enseñarnos muchas cosas, y eso que sabemos que estamos jugando, que nada de eso es cierto. Pero estoy segura de que nos cambiaría la perspectiva...

CarmenS dijo...

Al menos aprenderíamos a superar el deseo incesante de consumir que nos asalta cada vez que salimos a la calle. Somos muy consumistas pero es que todo confluye para condicionarnos a gastar.

almena dijo...

Y ante esta ingrata realidad... ¡qué banales se me antojan mis tontas sensaciones de carencia!

Un abrazo grande

Emig dijo...

Buenas palabras, buenas frases para reflexionar. A veces, si no es mediante la reflexión, no imaginamos la realidad que está ahí fuera, también esperando ser comprendida y vivida... Creo que en esencia somos la realidad global, aunque parte de la sociedad se empeñe en hacernos ver que hay varios mundos... en el mismo.

Un cordial saludo!

Emig dijo...

También he vivido esa sensación, almena.

josé lopez romero dijo...

No cabe ninguna duda de lo que dices, Isabel, con esa obligación moral que todos le debemos a muchos de los que vienen lerdo por el camino / vivir sin red, muy justa figura para quienes no atesoran resguardo económico y se estrellan en una caída de esas que fustigan y te dan cachetazos cuando cuadra la ocasión. Mi afecto amigaza!!

MªValle dijo...

¿Te puedes creer que estaba escuchando el disco "Cortezías y Cabralidades"? De pronto están sonando dos canciones distintas, la de tu track y la de mi disco, que es justo la anterior...
Yo voy muchas veces con apenas unos céntimos encima, y es una sensación de angustia, de inseguridad... De pronto te dices "tengo la tarjeta, no pasa nada", pero no puedes usarla en cualquier sitio. El otro día iba sin dinero, no me acordaba, entré en un chino a comprar una cosa que necesitaba y al ir a pagar fue cuando me di cuenta, le dije que volvía luego y le dejé allí la compra. Me ha pasado alguna vez, de verdad, y es apurado.
Un beso, amiga