Recuerdos del Eume

Mis ojos no llegan a abarcar todo el verdor y mis oídos sólo son capaces de escuchar los trinos de los escondidos pájaros, mientras un caudaloso río corre libre, a través de las compañeras sombras que lo arrullan en su curso.

Miles de verdosas tonalidades me rodean;van tapizando la alta arboleda que bordea el camino.
El viento se filtra entre las acompasadas hojas y me descubre la canción que cantan todos los bosques, mientras el ritmo suave del aire va marcando los tiempos de cada melodía.
No existe soledad; aunque no se oigan voces, hay un sereno murmullo de musgos ,hojas y helechos que me susurran.

Sólo se atreve a cantar este caudal tumultuoso que corre bajo mis pies, como solista en el concierto de la naturaleza.
Molto vivace, allegro ma non troppo, hasta el pianíssimo de las sombras sobre el torrente de agua transparente y sometido.
¿Es el paraíso acaso? Este trozo de tierra convertida y convencida es una espiritual estancia en mi destino.
Desde el pétreo puente que transito me siento una libélula posada sobre el río, que aleteando al sol, con alas arcoíris, espera levantar el silencioso vuelo hacia otro cercano paraíso.

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Imagen: JoSiN