Sobre silíceos fragmentos
se apoya mi taciturna nostalgia.
Donde el mar abre su boca
con la marea
que todo se traga;
como se tragan
las lágrimas del rostro.
Aún me queda el horizonte;
como existe la sombra
que nos sigue a todas partes.
Desde el lejano confín
hasta mi efímera orilla
palpita, impetuoso,
un vasto océano
de salobres espirales.
Entre ellas, desarbolada,
aún emerge mi amargura;
como los malogrados restos
de tantos flébiles naufragios.
Avanzando hacia el abismo
de rigores y de ocasos;
mas no escora mi tristeza
si ha de hallar tierra firme
en la ternura de unos brazos.
Intérprete: La lune blanche - Stoa
4 comentarios:
Vaya, veo que coincidimos marineros..., el mar es siempre una buena inspiración.
Besos.
El poema es soberbio, y abre un espacio a la esperanza, tanto el "viraje" como la desarbolada amargura, y sobre todo el hallar tierra firma en la ternura de unos brazos. Todos necesitamos ese lugar donde somos y nos sentimos a salvo.
Felicidades. Es excepcionalmente bello.
Paloma.
El Mar es simpre como una luz al final de un camino que no tiene fin. Fuente de inspiración y sosiego. Un punto en el infinito que se confunde con el cielo y nos llena de paz y esperanza.
Seguro que encontrarás tierra firme. El poema me parece realmente bello, Isabel. Abrazos
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