¿Qué me queda sino la tarde?... Antes te imaginaba tras los azules brazos del océano, sobre ese inmenso precipicio en el que se ha convertido ahora el horizonte.
La noche, entonces, era un manto sedoso con el que tapar mis sueños; imaginaba alcanzar tu otra orilla con la punta de mis dedos, rozando tus mejillas con la emocionada sonrisa de mis labios…
Pero la luna ya se crecía ante diciembre, intentando hacer más clara aún la despedida…
Y esperaste hasta la luz de la mañana, como quién espera el primer rayo de esperanza; pero la vida se burló de la tuya, tan temprana…
Tan temprana...
Pues la luz ya no te trajo un nuevo día…
Y yo acabé temblando, con el corazón helado por ese invierno que ya no conocerías; contemplando la eterna tarde de tu ocaso….
En ese instante supe que siempre me esperarías…
Imagen: Victor Bezrukov
10 comentarios:
La marcha es triste para el que se queda esperando la llamada del que se ha ido. Precioso texto. Abrazos
Isabel, me gustó mucho tu blog, volveré a menudo.
Muy tierna esta entrada.
Cariños!
Tremendo
Un beso
Es duro quedarse, pero (precisamente como tributo a quien se ha ido) hay que vivir, soñar y emocionarse.
Un beso.
Muy doloroso, Isabel...
Un abrazo
las palabras que te dejo hoy se refieren a mi tristeza. la tristeza que impregna tu escrito...
Un beso.
No hace mucho una persona que empezaba a conocerme me definió como "un sentimiento triste dentro de un cuerpo que pretende ser alegre". Desde entonces he dado muchas vueltas a la frase, cada día estoy más cerca de pensar que es la mejor definición que jamás hicieron de mi. Tal vez todos seamos en el fondo un poco así, tal vez, por eso, a todos nos llegan tanto palabras como estas tuyas.
Gracias por visitarme y enseñarme el camino a tus letras.
Un abrazo.
Que hermosa descripción de una partida...y del sentimiento que alberga el que se queda, solo, triste...Sin embargo la última frase abre un universo a la esperanza: quien escribe reconoce que el otro esperará y por tanto que existe la esperanza del futuro reencuentro...
Sensible y tierno, como tú.
Besos.
¿Qué me queda sino la tarde?... Antes te imaginaba tras los azules brazos del océano, sobre ese inmenso precipicio en el que se ha convertido ahora el horizonte.
He leído varias veces este texto. Me ha gustado mucho. Esa barrera infranqueable, como ese cristal de la ventana de la foto.
Luego Nina.
Dime cuál es tu comida preferida, para ir hilvanando más datos, jaja.
Un placer visitarte, Isabel.
después de estar fuera unos días me alegra leerte de nuevo, y cosas tan hermosas, tan llenas de sentimiento....
hay esperas que siempre perduran, son eternas, y estan muy vivas dentro de nosotros siempre para recordarlas aún, y a pesar, de saber de su marcha definitiva, pero lejos de dolor es amor.
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