10 de octubre de 2010

Aromaterapia

Quisiera penetrar en la felicidad del silencio, donde se desnuda la voz en la oquedad de mi alma.

Profundo reposo para los pensamientos, si pudieran confluir desde la mente hasta mis pulmones…

Exhalaría entonces un silencio - aliento, ya purificado, que devolvería al aire…

Para que vosotros, en vuestros silencios, pudierais respirarlo...

Como el sugerente aroma de las especias o la sensualidad de los perfumes…

4 comentarios:

Emig dijo...

Y así vivir el instante que nos envuelve y hace sentir como que somos todos Uno, a la vez que la compañía nos hace sentir cercanos, en la forma gracias a la sensualidad de los perfumes, y en la esencia por la sonrisa del alma.


Un beso grande querida Isabel

Con tinta violeta dijo...

Es muy hermoso el silencio...y en tus palabras se convierte en pura magia que deja un poso de sensibilidad y quietud.
Abrazos!!!

Anónimo dijo...

¿Dónde? ¿Quién era? ¿Cuándo?... Esas preguntas que nos hacemos cuando una ráfaga de olor llega hasta nosotros… y nos asalta el recuerdo de la persona, del momento, de la vida.

Hermoso perfume querida Isabel.

Besos

Candela

edmundo serna ruz dijo...

La felicidad del silencio y el espacio infinito que hay entre dos granos de arena de cualquier playa, aunque parezcan tocarse, son lugares mágicos donde encontrar el eco de uno mismo.
Quién sabe, a veces la familiaridad de los tonos nos recuerda vagamente al objeto de nuestra búsqueda, a lo que nos quita el sueño, a lo que nos persigue, su olor, su estela otoñal, su sombra ...la nuestra.
Alguna súplica insuficiente, con la levedad de un gesto quedo, podría pasar por las angostas grietas que se abren entre los silencios y robar el olor a especias, otra vez la canela y el romero, la tierra, su perfume, el tuyo, el del pelo, el de su recuerdo.

Contagiosa esta Aromaterapia, cuanto más la leo, más me gusta. Gracias.