12 de junio de 2008

Inocencia

No sé por qué nos mienten desde pequeños. Nos hacen creer que después,al crecer, todo será hermoso y entrañable, que siempre seremos buenos, porque así serán buenos con nosotros también.

Que nos querrán toda la vida, que nunca nos faltará nada, que siempre habrá alguien junto a nosotros dispuesto a socorrernos y a consolarnos para que no suframos la falta de cariño, que siempre estarán a nuestro lado nuestros padres cuando nos hagan falta, que la vida será siempre como un lindo juego y qué se yo cuántas cosas más…

Cuánto empeño en hacernos tan dulce esa etapa infantil, para después quedar abandonados en la cruda realidad, esa parte de la historia que siempre nos habían omitido; como haciéndonos un grato favor.
Parece que los niños siguen ahí como el último refugio para nuestras añoranzas más tiernas, sin hacernos sentir culpables por la farsa que le seguiremos enseñando a diario.

La vida no es nada fácil, pero nos empeñamos en seguir mostrándoles que todo seguirá siempre así y que, cuando sean mayores, la vida les va a parecer igual de hermosa y fácil.
Después, cuando crecemos, sólo nos queda quejarnos de las depresiones, de las frustraciones, de los malos humores, de la inadaptación, de la falta de estímulos, de la soledad y el desamor…

A veces, creo que cuando recordamos esa etapa de nuestra vida, feliz en la mayoría de los casos, es quizás como volver a sostener en nuestras manos esa dulce golosina que nos regalaron para acallar y dulcificar nuestra rabieta ante la contradicción.
Lástima que la golosina nos dure mucho menos tiempo que la resignación que todos acabamos arrastrando a lo largo de nuestra vida…


Imagen:alexandra-marrero

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí... Y sin embargo, yo tengo la sensación de que eso es necesario. Que creer en determinadas mentiras también forma parte del modo de dibujar el mundo. Si nos empeñamos en enseñarles que alguien les querrá siempre, yo creo que no les estamos mintiendo. Les estamos enseñando que son dignos de ser queridos y les estamos mostrando el camino para que busquen ser queridos. Y quieran, claro.

Camille Stein dijo...

cuanto mayor sea el exceso de expectativas en la niñez... mayor será la amargura de los que antes eran niños atrapando la luna con sus manos, mayor la resignación...

me ha gustado mucho esta canción de Susanne Abbuehl

un beso

Ligia dijo...

¡Qué duro lo has pintado! Pero ¡cuánta razón tienes! A veces no nos damos cuenta que al facilitar las cosas a nuestros hijos los estamos haciendo un poco inútiles. "Arrastrar resignación a lo largo de nuestra vida..."
Un abrazo

Gwynette dijo...

Recuerdo una conversación que tuve hace unos años con una amiga, de vacaciones y al pie de una muralla romana, me dijo: nos han engañado, no nos han preparada para vivir la vida...en aquel momento me impresionó su comentario -ella siempre fué más inteligente y más precoz que yo- ..con el paso del tiempo he ido entendiendo a qué se referia...:-)

Besos, Isabel

Emig dijo...

Tan grato es leerte, Isabel, como leer los comentarios. Son un maravilloso complemento integrador, como la intención que siento en tus palabras. Supongo que estoy afirmando que, efectívamente, son mutuas palabras de verdad este lugar.
No echo la culpa a la mente, pues sería como culpar al coche accidentado cuando era el piloto quien iba despistado y veloz... sin embargo, de pequeños o adolescentes, observo el fluir como impulso. De más mayores ya no veo lo mismo. Pensamientos, temores, experiencias, etc. son el freno de cada día. Supongo que nos alejamos de lo sencillo, convirtiendo el caminar en un complejo andar. Supongo que olvidamos el presente sin darnos cuenta. Supongo que la autenticidad se ve menguada por los muy diversos estados de ánimo: somos un poliedro muchas veces. Al pensar no estamos siendo, pues cuando somos, no estamos pensando. Algo así observo muchas veces.

Un abrazo

Amapola dijo...

Gracias por tu visita a mi blog...es agradable que nos lean, en cuanto a tu post que bonita es la inocencia....ya sabes como me identifico yo con la niñez! :)
Un abrazo inocente

Anónimo dijo...

No se trata exactamente de vivir en una farsa Isabel, es despertar despacito a la vida y sus dificultades, es irse acomodando a ella paulatinamente, es alcanzar la seguridad de que sólo con el amor y cariño, con el compartir el llanto y la risa se va haciendo camino y se solventan las dificultades.
Lo triste es cuando el niño no aprende a "dar a darse" y termina descubriendo que el mundo no gira en torno suyo y se rebela

Un abrazo amiga.

El búho rojo dijo...

Como pequeñas orugas, nos encerramos en nuestros capullos esperando hacernos hermosas mariposas... y cuando comenzamos a volar es cuando nos percibimos que es el viento el que nos empuja...

Precisa reflexión, como siempre.7

Un beso

thoti dijo...

.. que cruda que es la realidad que hemos creado.. somos responsables del mundo que creamos.. me haces pensar Isabel, que nos falta el valor para trabajar, con nuestras propias manos, el mundo que primeramente hemos soñado.. soy partidario de enseñar a los niños, adecuadamente a su edad, la verdad con cariño.. mostrarles nuestros deseos.. pero decirles que conseguirlos es trabajoso.. y que conseguirlos depende del esfuerzo de todos nosotros..
.. un beso y buen finde amiga..

Anca Balaj dijo...

Pues debo sentirme afortunada, porque mi infancia no fue nada rosa, así que ahora amo la vida real, ser adulto y la libertad de elegir lo que quiero vivir y lo que no. No volvería a la niñez por nada en el mundo, pero por nada en el mundo.

Creo de todas formas que debe haber un término medio entre una infancia que no te prepara para la vida y otra que es demasiado dura. El deber de los padres es encontrar ese equilibrio y cada acto suyo debe ser de cariño, a la vez que de preparación de pequeño para una vida que vivirá después.

Un beso

horabaixa dijo...

Hola,

He caido aqui por casualidad. Buena reflexión. Opino parecido. A veces a los niños se les enseña un mundo diferente.

Creo que es bueno que sepan que la vida no es de color de rosa. Aunque la paleta de los colores la tengan ellos en la mano. Creo que es así como deben crecer. Sabiendo lo bueno y lo malo. Los esfuerzos y sacrificios. Y como no, saber disfrutar de los pequeños detalles que hacen que la suma de ellos, sea nuestro mejor equipaje.

Seguiré tus escritos.

El de Nada y el de Clones, Chapeau !!!

Nobska dijo...

Aunque el mundo este lleno de eventos espantosamente negativos, igual seria lindo mostrarles lo hermoso. Y no solo mostrarles, pero tambien enseñarles el uso de distintas herramientas para que puedan trabajar con ellas y alcanzar sus objetivos o por lo menos que puedan defenderse con ellas. Isabel, me encanta leerte cuando nos traes este tipo de reflexiones.
Hoy te dejo una dulce golosina.