21 de abril de 2010

Un poco de locura, por favor...



"Hay algunos obsesos de la prudencia, que a fuerza de querer evitar todos los pequeños errores, hacen de su vida entera un solo error."

Arturo Graf (1848-1913) Escritor y poeta italiano.






El exceso de prudencia también acaba por matar; mata la improvisación, la aventura, la espontánea sensación de vivir…

Cuando, desde la más tierna infancia, escuchas siempre que debes tener cuidado, que debes ser precavido; o, por el contrario, si no eres lo suficientemente prudente puedes sufrir cualquier tipo de “accidente” o percance...

Cuando esto sucede, y “siembran” miedo, lo natural es que crezca miedo también…

Es lógico que, si durante la niñez se fomenta la inseguridad en nuestra conciencia es fácil que acabemos fabricando mecanismos mentales o algún tipo de armadura; una prudencia extrema, por ejemplo.

Por esta misma razón, cuando soy consciente del riesgo constante que significa estar vivo siempre me pongo, e intento poner a mis seres queridos, a resguardo; para acabar viviendo tras un pétreo escudo protector al que he terminado por acostumbrarme.

Pero, un buen día, acabo dándome cuenta que la vida “segura” me ha privado de vivir sin rejas mentales, las mismas que me han ido limitando una y otra vez a lo largo de ella.

Vivir con el temor de perder mi “armadura protectora”, mi sensata prudencia que me previene de “casi todo”, cual si fuera un seguro a todo riesgo que hubiera contratado, me sitúa en desventaja para disfrutar de la maravillosa sensación de vivir “al raso”.


A veces, cuando he vuelto a leer el poema titulado “Instantes”, atribuido a J. L. Borges (digo atribuido, porque parece no haber nada concluyente respecto a su autoría); siento una empatía absoluta con dichas palabras…

Instantes

“Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.

Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.

Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.

Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.

Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.”



Entonces me propongo firmemente volver a aprender, empezar de nuevo, ahora que aún me siento a tiempo; intentando dejar atrás la constante razón que me obliga a doblegar mis deseos bajo el temor de ser imprudente en mis decisiones y, por ende, poner en riesgo mi… ¿sensatez?

La única manera que entiendo para poder superar este defecto personal es dedicarme a vivir más y pensar menos, sentir más y preocuparme menos.
Tenía un amigo que siempre me decía: -hay que ocuparse, no preocuparse-
Y con mucha razón, sin duda…

Por lo tanto, debería tomarme con más humor la vida y más en serio esta frase (desconozco el autor): “No te preocupes tanto por la vida, no vas a salir vivo de ella”.

Después de lo dicho, creo que no estaría nada mal poner un poco de locura en mi vida, en sus vidas; aunque sólo fuera transitoria…

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Es curioso, creo que nunca he lamentado tanto suscribir unas palabras como hoy las tuyas...
También llevo tiempo en buscar el modo de vivir sin tanta reja ni tanto paracaídas...
Hace años escuché que "Las locuras que más se lamentan en la vida de un hombre son las que no se cometieron cuando se tuvo la oportunidad" (Helen Rowland). Pasa el tiempo y sigo lamentándome de vez en cuando...
Aprenderemos de la locura! Un besazo!

El búho rojo dijo...

No hay nada seguro, ni tan siquiera la vida... El error es aprendizaje, experiencia, y enseñanza futura... el riesgo es algo innato en los seres vivos, o al menos en aquellos que viven...

Un beso

Anónimo dijo...

Ese poema es maravilloso, y tanto él como tú en tus palabras, estáis cargados de razón..., lástima que tantas veces no seamos capaces de cargarnos de esos momentos de tanto que preparamos la seguridad del "futuro".

Besos

Marisa dijo...

Encorsetados en la armadura del siglo XXI, protegiéndonos de fantasmas creados en la nada de la razón, perdiéndonos el placer que proporciona la savia de la locura corriendo por nuestras venas. Una lanza por Erasmo y su "Elogio a la locura".
Un verdadero placer el paseo por tu blog.
Un saludo.

Walden dijo...

Hola Isabel, pues sí, eso es así, aunque no siempre se tiene la oportunidad de cometer "locuras" que te hagan sentir intensamente vivo, pero sí tienes a mano la forma de cambiar lo cotidiano, de transformar un desayuno insustancial en algo que haya merecido la pena.
Cada vez que estoy preparando la maleta para un viaje me acuerdo de este poema, jaja. Empiezo a echar cosas para atrás. En fin, ahora la pregunta que me queda después de leerte es ¿cambiarías algo si pudieras al respecto en tu vida?, o sea, ¿qué parque volverías a cruzar con los pies descalzos, en caso de tener una nueva oportunidad? (Mira que soy cotilla)

Un beso.

Isabel dijo...

Sísifo, la mayor de las locuras quizás sea perder el tiempo lamentándonos sin poner remedio,si es que lo hay.Un cariñoso abrazo,amiga.


Pablo,es verdad,siempre se ha dicho que hay que aprender de los errores,pero ¿cuántos lo consiguen ciertamente?
El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra,amigo.
Pero también aprendemos a levantarnos más rapido. ;-)
Te copio una historia de Jorge Bucay que me encanta como ejemplo:

DARSE CUENTA

"Me levanto por la mañana.
Salgo de mi casa.
Hay un socavón en la acera.
No lo veo
y me caigo en él.

Al dia siguiente
salgo de mi casa,
me olvido de que hay un socavón en la acera,
y me vuelvo a caer en él.

Al tecer día
salgo de mi casa tratando de acordarme
de que hay un socavón en la acera.
Sin embargo,
no lo recuerdo
y caigo en él.

Al cuarto día
salgo de mi casa tratando de acordarme
del socavón en la acera.
Lo recuerdo y,
a pesar de eso,
no veo el pozo y caigo en él.

Al quinto día
salgo de mi casa.
Recuerdo que tengo que tener presente
el socavón en la acera
y camino mirando al suelo.
Y lo veo y,
a pesar de verlo,
caigo en él.

Al sexto día
salgo de mi casa.
Recuerdo el socavón en la acera.
Voy buscándolo con la mirada.
Lo veo,
intento saltarlo,
pero caigo en él.

Al séptimo día
salgo de mi casa.
Veo el socavón.
Tomo carrerilla,
salto,
rozo con la punta de mis pies el borde del otro lado,
pero no es suficiente y caigo en él.

Al octavo día,
salgo de mi casa,
veo el socavón,
tomo carrerilla,
salto,
¡llego al otro lado!
Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido
que lo celebro dando saltos de alegría…
Y, al hacerlo,
caigo otra vez en el pozo.

Al noveno día,
salgo de mi casa,
veo el socavón,
tomo carrerilla,
lo salto
y sigo mi camino.

Al décimo día,
justo hoy,
me doy cuenta
de que es más cómodo
caminar…
por la acera de enfrente."


Besos y gracias por pasar,amigo


Caminante, llevamos reloj para controlar el tiempo pero quizás deberíamos llevar otro que nos mostrase la intensidad de cada momento,tal vez así rectificaríamos la vida insulsa que llevamos a menudo.
Agradezco tus comentarios siempre.Un abrazo.


Marisa,bienvenida siempre a este trocito de mi persona.Aquí estoy para cuando quieras volver.Gracias por tu visita.



Walden,creo que debo cruzar el parque de la imperfección,mostrar mis pies delcalzos a todo el mundo,sin ese miedo atroz a dejar de ser perfecta,
equivocarme o a que los demás me juzguen equivocadamente.
Tengo la oportunidad de aprender a disfrutar de mi propio parque,que casi siempre suele estar abierto sólo para el disfrute de los demás...
Estoy empezando a reconocer que la mejor de las "locuras" es "darse cuenta" y atreverse a dar el primer paso por uno mismo... Tal y como expongo en la historia anterior de Bucay.
A fin de cuentas voy a tener que acompañarme durante toda mi vida ¿no?
Mejor que nos llevemos bien jajaja.

Y...¿qué cambiarias en la tuya?
...Siempre hay algo por reformar...
A ver si todos aprendemos de una vez que nadie es perfecto jajaja. ;-)

Buen día,amigo...

Walden dijo...

Sí, me parece un buen deseo. Eso da una importante carga de libertad. Veo cómo cuidas tu "casita" y me hago cargo. Es una especie de placer-trampa, a veces.
He tenido que trabajar mucho eso en la consulta con pacientes perfeccionistas y bueno, se te van quedando las cosas aunque sólo sea por repetirlas.

En cuanto a mí, necesito darme cuenta de que aunque me lleve cinco libros a la parada del autobús no me va a dar tiempo a leerlos. Pero sobre todo, el tono de ogro con el que a veces me encuentro. Estoy en ello.

La historia de Bucay la utilizo mucho.

Ahora toca un abrazo, para completar.

Con tinta violeta dijo...

Uf Isabel, que identificada me siento con tu texto. A mí ese forma de ser me ha causado problemas...pero tengo esperanzas que como decía esa novela que leimos en nuestra adolescencia: "et dixit nunc coepi".
Así que ahora he vuelto a empezar y ¿sabes? aunque con altibajos, me gusta mucho mas mi vida...
Gracias por compartir tan bellas palabras.
Un abrazo enorme.
Paloma

JuanMa dijo...

Yo es que no soy nada prudente...

(Sin embargo, llevo una época que echo mucho en falta un poco más de locura).

Besos locos.

Enrique Rojas Guzmán dijo...

quizás la locura sea el mejor de los males.

Un saludo

simply blue dijo...

¿sabes Isabel...?, hay momentos en los que también he pensando qué mejor que vivir "alocadamente", pero solo por momentos, algunos momentos o etapas, porque una vida entera así no se puede, tiene muchos daños colaterales.....pero es verdad que nos tenemos que desencorsetar mucho y de muchas cosas, y andar por la vida más ligeros, sueltos, livianos, con las preocupaciones justas y necesarias, sencillamente más libres. Y cometer más errores, ni condenarnos ni castigarnos por ellos, no sentirnos culpables, aprender de ellos y seguir andando....

gracias por tu post que abre mucho a la reflexión.

un beso.

Ligia dijo...

Yo también voy a intentar poner un poco de locura en mi vida, aunque tal vez sea un poco tarde...
Abrazos

Dejame que te cuente dijo...

me identidico completamente on este post...
e vivido la mitad de mi vida...y la he vivido mal...
soy conscciente de que el resto la voy a vivir aun peor...pero por mil circunstancias soy incapaz de dar un giro de 180º .
asi que este tema me toca la fibra sensible...
gracias por "remover" mi conciencia...
un abrazo